Cuenta la leyenda que San
Jorge mató al dragón... por eso hoy no os voy a desear un feliz día
de Sant Jordi; como dragona que soy (apodo que he adoptado después
de que muchos de mis amigos me hayan llamado así infinidad de veces)
debería odiar a ese traidor asesino de dragones. Pero, ¿sabéis?,
existe otra leyenda, una que no se llegó a escribir porque después
de que los dragones se ocultaran de los ojos humanos fueron los
humanos los que se dedicaron a contar la historia a su conveniencia,
que dice que el dragón no murió. El dragón luchó, y sobrevivió,
y aún hoy vive, y es más fuerte que nunca.
Así que hoy voy a
desearos un feliz Día del Libro, porque son los libros los que nos
han unido en este viaje, y voy a celebrarlo con un relato... no, con
dos relatos... no, lo cierto es que lo que pretendo hacer es
mostraros las dos opciones y dejar que vosotros escojáis.
Casi había decidido
cambiar de historia y presentaros a los Lil Xaii, llevaros hasta el
País de las Nieves, iniciaros en las costumbres de las tribus que lo
habitan y mostraros a los Onii Sungë, unos dragones que nada tienen
que ver con los temibles Darok o Dragones Negros. Digo casi, porque
aunque algunos me animabais a contar esa nueva historia, otros os
mostrabais convencidos de que soy capaz de seguir con la que ya
conocemos incluyendo a los personajes clave de los que apenas he
hablado todavía... Y mientras tecleaba y viajaba con el cazador a
través del Desierto de Hielo, en mi cabeza reescribía un viejo
capítulo y recorría el Laberinto Subterráneo con los hijos del rey
Cornell. Así que ahora tengo dos relatos para vosotros. ¿No os
alegra?
Pero no quiero contar
ambas historias a la vez, hoy un capítulo sobre los jóvenes
príncipes y mañana uno sobre el cazador y los Albos, porque cambiar
de historias constantemente confunde al lector, y ése no es mi
estilo. Bastante confundo ya al lector con los giros inesperados que
suceden dentro de una sola historia. Pero eso es obra de mi musa, así
que no me lo tengáis en cuenta... Bien, os pongo en antecedentes:
El primer relato no es el
inicio de la historia que conocéis, la que empecé a contar por la
mitad porque en ese momento deseaba hablar de mujeres guerreras y
valientes. Esta historia comienza antes del nacimiento de los hijos
del rey Cornell, sigue hablando de su infancia y explica el momento
en el que Silenia llega sin saber cómo a los Prados de las Fuentes
Cristalinas y se encuentra cara a cara con el unicornio, el amado de
los dioses. Descubre que su destino es proteger al unicornio de su
gran enemigo, al que llaman la Sombra, y enfrentarse al servidor de
ese enemigo, al que se conoce con el título de N'Ögard. Ya sabéis
quién es Rodan Frais, y habéis conocido a Skadûr y a Eshor en los
relatos sobre el Origen de Thèramon, así que sólo os diré que,
para cumplir su destino, Silenia debe visitar el Lago de Plata y
hablar con los Dragones Cisne; pero el lago se encuentra fuera de los
muros de Räel Polita, y a ella no se le permite abandonar la
seguridad de la Sección en la que vive. Sin embargo, a Eugene se le
ocurre que debe haber una salida al exterior en alguna parte del
Laberinto Subterráneo que existe bajo las calles de la Ciudad de los
Reyes, y así comienza el capítulo...
“Aquello daba bastante
miedo, ésa era la verdad, pero ninguno se atrevió a decirlo en voz
alta; cada uno tenía sus propios motivos para no echarse atrás.
Silenia no quería dar media vuelta mientras existiera una mínima
posibilidad de hallar una salida, y Eugene no estaba dispuesto a
admitir que no poseía el valor suficiente para acompañar y proteger
a su hermana en cualquier momento y situación. De modo que
continuaron avanzando cogidos de la mano, intentando mirar a todas
partes al mismo tiempo, mientras la oscuridad se hacía más densa a
su alrededor y el eco de sus pisadas se volvía siniestro y
amenazador. Estaban juntos, y eso les hacía sentirse valientes.”
El segundo relato
comienza años más tarde, cuando el ejército del nigromante ya se
ha puesto en movimiento. Para entonces, Silenia y Eugene ya tienen
dieciséis años y se han encontrado con el ladrón (que sí,
consigue llegar hasta los Archivos de Räel Polita y hacerse con el
famoso libro), y junto con su amigo y Protector, el caballero Sam,
abandonan la Ciudad de Plata para buscar... bien, para buscar algo
que necesitan para derrotar al N'Ögard (no más spoilers por hoy, si
no os importa). En este relato nos trasladamos a Xaina Dalnu y
conocemos a Brend, un cazador y viajero que nos va a mostrar otra
parte de Thèramon que poco tiene que ver con la vida en la Ciudad de
los Reyes o en la Ciudad de los Ladrones, nada con la vida en Ciudad
del Puerto, y algo con la vida en el Mar de Hierba, hogar de las Drin
Mazome. Brend no sabe que una guerra ha estallado en el sur, pero un
día, regresando de uno de sus viajes, se encuentra con un dragón
herido, y decide hacerse cargo de la hermosa criatura. Y así
comienza el capítulo...
“Llegaba
el crepúsculo y la tormenta arreciaba. El viento helado que soplaba
desde las montañas le dañaba los ojos, haciéndole lagrimear, pero
Brend no se acobardó ni se dejó vencer por el cansancio. Ignoraba
cuántos días más tendría que continuar caminando a través de
aquella vasta llanura congelada, y tampoco sabía si conseguiría
llegar a su destino. Había perdido la noción del tiempo, y no
estaba seguro de seguir la dirección correcta. Avanzaban despacio,
pues el peso del dragón era excesivo incluso para la fortaleza de
Rush. El enorme animal tiraba del trineo y Brend tenía que ayudarle
constantemente. El desierto se le antojaba eterno. Hacía horas que
el dragón no se movía.”
¿Os gustan?
¿No os dicen gran cosa? ¿Uno de los comienzos os resulta más
sugerente que el otro? ¿Qué historia queréis leer?
(¿Debería
dedicarme a otra cosa?)
Es vuestro
turno, compañeros de viaje. Por favor, comentad, indicadme el
camino, elegid por mí, necesito un empujón y vosotros podéis
ayudar a que la musa vuelva con fuerza. Sólo tenéis que ser
sinceros y hacer una elección.
A ver si
dentro de unos días podemos celebrar el primer año del blog con un
relato.
Que los
dioses os bendigan, amigos.
Amad y
creed.
Y leed algún
libro bueno. Hoy es el día perfecto.
Uff mi Bea, dificil decidir... por eso mi niña, la que más fuerte te lata en el corazón, primero, porque seguir, lo harán las dos!!
ResponderEliminarYo voto por el primero....
ResponderEliminarA mí me ha gustado el segundo, corazón. El primero me gusta, pero el segundo...uff...con esa tormenta, el dragón y el enigma de si conseguirán o no llegar a donde vayan, me ha convencido más :D
ResponderEliminarBuenas noches, dragona, y gracias por estos inicios
¡Difícil elección! Ambas historias me inspiran grandes aventuras con esos maravillosos inicios, así que quiero leerlas las dos.Me encantaría que abriera la novela la primera y que más adelante insertaras la segunda. ¡Y, sobre todo, que nos las dejes leer!
ResponderEliminar¡Un beso!!!!
Me sucede lo mismo, aunque yo me inclinaría por el primero, me gusta más (pero ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito...)
ResponderEliminarHola mí niña,a mí la segunda historia me parece muy emocionante y aunque estoy deseando leerla,creo que me quedo con la primera ya que cronologicamente es anterior y me gustaria saber que sucede antes de llegar al segundo relato.
ResponderEliminarPero haga lo que haga tú musa seguro que lo hace bien.
Un besazo.¿de verdad que no se pueden elejir las dos?yo qiero saber ya lo que pasa.Buenas noches
Ya está. Ya me he decidido. El primero. Me habla de coraje, de valentía, de no echarse atrás, de ir siempre avanzando. Pero también me habla de hacerlo juntos; de que la unión nos hace fuertes y valientes. En realidad, y como siempre, me gustan los dos, y si hubiera cuatro, te pediría que los publicaras todos. Pero como tengo que elegir, aaaargh, pues elijo el primero que va más con mi ideología de estos momentos: adelante, juntos, fuerza, valentía... Todo eso me hace sonreír, me alimenta, es como un chute de optimismo en vena, y créeme, niña, que lo necesito. ¿Y tú? ¿Necesitas que te felicite una vez más? Sé que sí, que por muy seguros que nos sintamos de nosotros mismos, por muy orgullosos que estemos de lo que escribimos en un momento dado, o muy contentos por lo bien que se han portado las Musas, un halago, ah, un halago más nunca viene mal. De nuevo, felicidades, de nuevo, todo mi apoyo. De nuevo quiero más. Quiero ese relato y todos los que están por llegar. No te rindas. No desfallezcas; somos muchos y podemos alcanzar las estrellas. No lo olvides. TQM
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