Hace
algo más de un mes te dije que pronto podría enseñarte el nuevo
mapa de Thèramon. Bien, por fin puedo cumplir mi promesa. Aunque no
sé si te interesa verlo. Como te dije en mi última entrada, ignoro
si sigues haciendo el viaje conmigo. La ausencia de comentarios me
hace pensar que no sientes curiosidad, que no tienes especial
interés. Que te da igual si te enseño el mapa o si me lo guardo
para mí, que soy la única que todavía cree en Thèramon y en su
futuro. Pero como también te dije en mi última entrada, vuelvo a
escribir para mí, para mi propio regocijo, sin importar si no hay
nadie esperando una historia. Me ha costado demasiado superar el
Bloqueo como para dejar de respirar de nuevo porque a nadie le
interese lo que tengo que contar.
Y,
por si acaso sigues aquí, quiero compartir esta novedad contigo.
Si
has visto las últimas actualizaciones de la página de Historias de
Thèramon en Facebook sabrás que hace veinte días que el mapa quedó
terminado. ¿Por qué he esperado tanto tiempo para volver a este
lugar? Mi responsabilidad y mi prudencia tienen la culpa. Tenía dos
correcciones y dos lecturas para valoración, y quería registrar el
mapa antes de hacerlo público. Ayer, por fin, recibí la
notificación del registro. Con los derechos de autor de la imagen en
mi poder, ya puedo enseñarla.
Pero
antes tengo que hacer una cosita. Porque seré muchas cosas malas,
pero no soy una aprovechada, y tampoco una desagradecida.
Hace
unos años, en mi trabajo, había un compañero que tenía el feo
vicio de atribuirse el mérito del trabajo que hacíamos las demás.
Cuando montábamos las mesas para los banquetes, él siempre se
pavoneaba delante de mi jefe presumiendo de lo precioso que le había
quedado el comedor. Las camareras nos habíamos encargado de mover
las mesas y de vestirlas, habíamos puesto la vajilla y la cubertería
y doblado las servilletas en forma de lazos, pero ese compañero
nunca nos mencionaba cuando le mostraba al jefe el resultado final. Y
él recibía los halagos y la palmadita en la espalda, cuando no
había hecho otra cosa que pasearse mientras nosotras trabajábamos.
Un aprovechado, como ves.
Yo
no funciono así.
Si
te mostrara el mapa sin hablarte primero del cartógrafo, me sentiría
un fraude. Porque todo el mérito sería para mí. Y lo más que yo
he hecho ha sido poner en un papel lo que visualizaba en mi cabeza.
Todo el trabajo de dibujo, retoque, colorido y demás ha sido de
Carlos Gran.
Carlos
Gran es el autor de la Saga de los Tres Reinos, cuyo primer libro he
tenido el honor de corregir; Averyn saldrá publicado dentro de un
mes, y llevará en la contraportada una breve sinopsis escrita por
mí. Doble honor que me hace, pues con una mención en la página de
agradecimientos me sentía suficientemente pagada. Pero a Carlos se
le ocurrió que podía devolverme el favor por la corrección, y
decidió hacerme un mapa chulo para mis Historias de Thèramon.
Así
que, aunque los derechos de la imagen los tenga yo, porque Carlos me
la ha regalado, el aplauso ha de ser para él, que ha hecho un
magnífico trabajo, primero a mano y luego con el ordenador. Además
de la paciencia que ha tenido, porque no es nada fácil trabajar en
un dibujo con las vagas indicaciones que le di al principio y que le
hice retocar un millón de veces: aquí falta un río; esta ciudad va
más a la derecha; esta montaña ha de ser más grande; ¿puedes
poner dragones en las zonas en las que hay dragones?... No es fácil
trabajar en equipo cuando las dos partes viven a cientos de
kilómetros de distancia y se comunican por mensajes de Facebook,
foto va, foto retocada y escaneada viene.
Deja
que te hable un poco del proceso de dibujo del mapa. La primera vez
que Carlos lo vio, era tal y como tú ya lo conoces, porque tiene su
propia página aquí, en este blog. Compáralo con el diseño que fui
capaz de hacer utilizando un programa llamado Mapper (no te rías
mucho de mí, por favor, sé que es muy cutre; ambos mapas lo son,
los dibujé yo, je)
Mi
intención era ponerle montañas y árboles que parecieran montañas
y árboles, como en los mapas de verdad. No me salió nada bien. Pero
Carlos captó la idea. Y se inspiró en estos dos mapas para dibujar
el mío.
Mapa de la Tierra Media. Mapa de Eragon
El
resultado, es lo que ves en esta muestra.
Carlos
Gran es un artista. Ha conseguido que Thèramon tenga un mapa digno
de las mejores novelas de fantasía épica.
Te
prometo el mapa entero en mi siguiente entrada, no quiero que la
imagen le robe protagonismo al cartógrafo, esta entrada está
dedicada a él.
abrazo épico entre Averyn y Thèramon, Feria del Libro de Madrid 2013
Escritor,
artista, compañero y amigo. Carlos Gran merece mi agradecimiento y
tu aplauso.