¿Recuerdas lo que
siempre te digo, que no hay peor batalla que la que uno libra contra
sí mismo?
Llevo mucho tiempo sin
pisar Thèramon. Demasiado tiempo sin acercarme al Templo de Alodial
a rezar a Enlil, a Neera y a Ulcus, sin caminar a lo largo del
Corredor junto a dos jóvenes príncipes Raelitaro, sin acercarme a
Mitrali Güae para escuchar cantar a los plateados Swan, sin
adentrarme en el temido Desierto de las Ilusiones, sin recorrer las
oscuras calles de Maindûr; demasiado tiempo sin venir a pedir
consejo a los sabios Ilohiim, sin cabalgar junto a los Caballeros de
Mersha, sin enfrentarme a los desquiciados Philias Buster, sin
guerrear junto a las valerosas Drin Mazome; demasiado tiempo sin
sentarme en mi mesa favorita de la Taberna de Óster a tomar una
cerveza y a hablar de dragones y unicornios.
Demasiado tiempo luchando
contra Skadûr, contra la Oscuridad y la tristeza, contra las dudas,
el miedo y el bloqueo.
No voy a mentirte. No voy
a decirte que por fin he resultado vencedora. Creo que mi batalla
interior no ha terminado todavía. He dejado atrás muchos temores,
la mayoría de mis dudas, gran parte de la tristeza y casi toda la
Oscuridad. He soltado mucho lastre emocional y he conseguido romper
el bloqueo que me impedía respirar con naturalidad. He dado palos de
ciego durante meses, buscando el camino de regreso a Thèramon, me he
detenido, he tomado caminos equivocados, he encontrado Luz donde
menos lo esperaba y he empezado a dar pasitos tímidos que con el
paso de los días se han ido convirtiendo en pasos cada vez más
decididos. Ahora sé a dónde quiero llegar, y de nuevo el camino se
muestra ante mis ojos sin más obstáculos que algunos absurdos
espejismos provocados por las pocas dudas que aún me quedan. No sé
a cuántas derrotas voy a tener que enfrentarme todavía, pero estoy
dispuesta a seguir levantándome tras cada caída. Hasta conseguirlo.
Hasta alcanzar mi destino.
He aprendido que ninguna
derrota es un fracaso. Que sólo si nos rendimos estamos fracasando.
De cada derrota aprendemos y nos llevamos una valiosa lección que
nos ayuda a vencer más adelante. Ya no hay miedo al fracaso; tampoco
hay miedo al éxito. Lo único que me frena soy yo misma, y estoy muy
cerca de congraciarme con esa parte de mí que me impide avanzar.
Necesitaba alejarme de Thèramon para volver a Thèramon. Necesitaba
escribir Z, sacar toda la rabia y cerrar un ciclo para volver a ser
la laudaner, la dragona, la diosa creadora de mundos, la que ama y
cree, la que sabe que todos los sueños se cumplen, también el
destino.
Ya estoy preparada para
volver. Y traigo nuevas historias para ti. Historias de dragones y
unicornios, de princesas y de ladrones y de mujeres guerreras y de
hombres oscuros; historias de cazadores de búfalos, de sabios
albinos, de hombres-pájaro, de ejércitos infernales. Sin olvidar a
los personajes a los que ya conoces, voy a dejarlos momentáneamente
a un lado y te voy a presentar a otros que comparten la misma
historia, aunque en un país diferente. Este año voy a llevarte a
Xaina Dalnu, el País de las Nieves. Quiero contarte una historia de
pérdida, de sanación, de encuentros, de decisión, de aceptación.
Porque he cerrado un ciclo, y el nuevo ciclo empieza de esta forma:
dejando atrás algo que amaba, algo que me impedía aceptar quién
soy y lo que soy, enfrentándome a la pérdida y al vacío, caminando a pesar de la desolación y de la soledad,
aceptando la misión que me fue encomendada.
Ignoro si sigues ahí,
dispuesto a continuar el viaje a mi lado. Creo que sí, pero no puedo
estar segura. Hace tiempo dejé de responder a tus comentarios, no
podía comunicarme, y después tú dejaste de comentar. Pero el
contador de visitas ha seguido subiendo a pesar de mi silencio y de
esta larga pausa. Supongo que no te has marchado del todo. Yo tampoco me he ido nunca del todo.
Sea como sea, voy a
seguir contándote historias, por si sigues interesado en leerlas.
Pero sobre todo voy a seguir contando Historias de Thèramon porque
lo necesito. Ya sabes: tanto como respirar.
La próxima vez que nos veamos, no hablaré yo; hablará la laudaner. Ya tengo el texto preparado. Hoy te dejo una imagen de la parte de Thèramon que vamos a recorrer durante los próximos meses. Y el título del capítulo que colgaré en mi próxima entrada: El Oso y el Dragón.
Que Enlil te bendiga.
Estoy esperando impaciente que cuelgues algo, sino mi amenaza se cumplira, ire y secuestrare lo que tengas escrito de Theramon, soy anonima, jejejeje( tu tia, o sea yo )
ResponderEliminarBienvenida de vuelta Bea! Me alegra que hallas vuelto a éstas historias de Dragones y Unicornios =) Mucha suerte y éxitos en éste nuevo comienzo...Seguimos viajando!
ResponderEliminarEste nuevo ciclo no me lo pierdooooo....buen comienzo...deseando empezar a leerte...tqm tata
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